16 abr 2009

La Recatada Plazuela De Santo Domingo



Úbeda no está enmarcada por la poesía y la leyenda de Sevilla, Córdoba o Toledo. Quizás los poetas y juglares no conozcan el camino de Úbeda. Pero está muy cerca del que quiera verla y vivirla y más cerca aún del que ya la ha visto o vivido alguna vez. Sin meterse en comparaciones. Úbeda es impar. No haber estado en Úbeda es pecado de difícil perdón.

Como en otras ciudades monumentales andaluzas, es muy aconsejable en Úbeda por sus calles y rincones caminando pausadamente sin rumbo determinado a la búsqueda, nunca defraudada, de sorpresas como la recoleta plaza de Santo Domingo de Silos.

Aumentan los encantos de este ambulanteo si se efectúan paseos nocturnos al estar iluminados artísticamente las doradas piedras de los monumentos con un especial encanto sui generis.

Tomando la calle Corazón de Jesús, a nuestra izquierda sobre la fachada norte de la Casa Juan de Valencia, se encuentra a pocos pasos y tras dejarnos de lado a la derecha, la plaza Baja del Marqués, nos encontramos con la puerta Norte de la Iglesia de Santo Domingo de Silos, que se abre al callejón de Narváez. Que mención cabe decir, que en el número 13 de esta calle se alza la Casa-Museo de Arte Andalusí. Contando en su interior, con una rica colección de elementos mudéjares, como puertas de lacería, bargueños, etc. Un ambicioso proyecto, digno de elogio, conseguido por nuestro amigo Francisco Castro Cortegana.

Dejándonos a un lado, la evocadora calle Luna y Sol; nos encontramos con la recoleta plazoleta de Santo Domingo de Silos.

Frente la iglesia Santo Domingo de Silos, (de la cuál hablé anteriormente), está la sencilla y armoniosa Casa de los Morales. Según nos cuenta Juan Barranco: “…nos hace creer que debió ser construida por el Capitán y Regidor de Úbeda don Alonso de Morales, al cual hemos visto empadronado en esta calle de 1609 a 1630…” Este edificio es un exponente más de la actividad constructiva que desde el siglo XVI se prolonga en la centuria siguiente, y que origina gran cantidad de mansiones palaciegas habitadas por la nobleza local.

La planta rectangular se organiza en torno a un patio central adintelado, con acceso en ángulo desde la entrada. Presenta una fachada muy sencilla organizada en dos cuerpos separados por una cornisa poco volada. El inferior está formado por un gran zócalo en el que se abre la portada, desplazada en uno de los laterales, mientras que en el superior se disponen unos balcones adintelados muy sobrios.

La portada, también adintelada, se encuentra flanqueada por pilastras jónicas y balcón en el cuerpo superior. Éste aparece coronado por un frontón partido, utilizado como un tímido esbozo de estilo barroco en un contexto en el que se reiteran elementos renacentistas. En el interior del balcón, encontramos un antiestético aparato de aire acondicionado, pero esto es otra historia… En la década de 1980, el edificio se rehabilita por la Junta de Andalucía, para ser utilizado como vivienda social.

Como última aportación al presente articulo, he querido traer el siguiente comentario elogiador de María Sánchez Fernández:

“…La Plaza de Santo Domingo es, en nuestra ciudad, una de las más recoletas y quizás de las más originales por su extraño trazado. Está formada por dos alturas. Una peatonal, y la otra con gran lonja que abraza la iglesia que lleva su mismo nombre.

Al fondo podemos ver, con trazos algo difuminados, parte de la fachada del Palacio de los Morales, y a la izquierda una esquina de la casa solariega de los Padilla.

La piedra, que se adivina encendida bajo esa luz cegadora del mediodía, es acompañada, o mejor, acariciada por la frescura de unas acacias…”

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