20 jun 2009

CURIOSIDADES EN LA CALLE CUESTA DEL ROSAL.

La calle Cuesta del Rosal, se sitúa en la antigua collación parroquial de San Pablo y comunica con la zona extramuros de San Millán, por la puerta del Rosal o de Sabiote.

Muchos de los encantos que hechizan al viajero que se aproxima a Úbeda no están en sus iglesias y monumentos, están en sus calles. Quizás nosotros, los ubetenses, estemos en una situación de privilegio para disfrutar del ameno paseo por las callejas de la zona histórica, fuera de las prisas y horarios de cualquier viaje organizado a otras ciudades históricas como Córdoba. Esto mismo fue ya descubierto por nuestro desaparecido Cronista Juan Pasquau, el cual dejó escrito esta bella apología del “rincón” callejero que no podemos dejar de transcribir: …Rincones bellos de Úbeda. El encanto de nuestra ciudad no se agota en El Salvador, en los templos, en los gráciles palacios. Todavía otra categoría de belleza reclama en ella nuestra admiración: lo que se muestra sencilla y perdurable –perdurable asimismo- en el fondo de sus calles olvidados, homenajeados cada año, en los íntimos atardeceres de octubre, por el sol de otoño.

El ciudadano culto posee sobre cualquiera que disfrute del paseo de nuestras callejas un especial sentido del tiempo de la eternidad. Desde sus primeros años aprendió a “convivir” con estos testigos de otros períodos, incluso a jugar ante sus fachadas o entre sus columnas (me viene a la memoria el recuerdo de mi infancia en los antiguos patios conventuales del Colegio de la Trinidad,). Cuando muera, tarde o temprano, sabe que los mudos testigos de su existencia continuaran guardando sus secretos muchas generaciones venideras, casi eternamente. Mientras la vida “biológica” se renueva constantemente, la áspera quietud de los siglos permanece inalterable.

Esto lo sabe el ciudadano de Úbeda.

Juan Pasquau agudizaba así sobre las callejas de la Úbeda histórica: “… son calles “, o mejor decir, “incunables”. Bueno; son calles “manuscritas”, anteriores a la invención de la urbanización. La urbanización fue como la imprenta: cambio la caligrafía por la máquina. Ahora las calles “se hacen a máquina”. Así salen de derechitas.
Por eso, transitar por estas calles es como pasar la vida por los infolios de un códice miniado”.

Ocurre en ocasiones que las calles toman un papel activamente “significativo” en sus blasones, casas y símbolos pétreos, que hacen de ellas “literatura viva”. Al transeúnte siempre le cabe la posibilidad de iniciar su “lectura” por la “pagina” y orden que deseé.

Este es el caso de nuestra calle Cuesta del Losal o Rosal. En esta calle que se rodó varias escenas de una serie de TVE, dedicado a la vida de Juan de Yepes (San Juan de la Cruz), ante la gran demanda de turismo que viene a la ciudad, se tiene previsto la edificación de un hotel y una hospedería.

Los diversos autores que han escrito sobre Úbeda han destacado la peculiaridad de sus nombres callejeros, este es el caso enigmático de esta calle, que toma el nombre de la puerta del Rosal. De estilo mudéjar, consta de un doble arco de herradura apuntado y sustentado por columnas octogonales. Le precede un arco de medio punto de doble tamaño, que conecta la muralla con el torreón. En el espacio interno se conserva una viga de madera que hacía de bisagra a los desaparecidos portones. Enmarcada por dos torreones, del que destaca el popular de las “gallinas”. Actualmente, libre de edificaciones, la antigua puerta de Sabiote, o del Losal es uno de los monumentos más notables de Úbeda, cuya conservación es excelente.

Traspasamos la monumental puerta y acometemos decididos la subida a la cuesta. Antes al lado izquierdo vemos una capillita hornacina, muy popular y antigua, dedicada a la Virgen de la Soledad. Patrona de esta popular y noble barriada de alfareros. Construida en 1670, por vecinos muy beatos de la Virgen, fue embellecida en 1981, por algunos de sus vecinos; siendo este uno de los rincones más escondidos, desconocidos, pintorescos y bellos de Úbeda. En su interior se conserva una pintura al fresco en muy mal estado, de la Virgen del Rosal.

Subiendo ya por la cuesta, y a nuestra izquierda, tenemos la primera de las mansiones de esta popular calleja, la Casa Solariega de la familia de los Río. En ella moraba un tal Juan Martínez del Río Jurado de Úbeda, y otros miembros de esta familia vinculados a la Santa Inquisición (que poco tenia de santa); curiosamente esta casa de finales del siglo XVII de estilo tardo renacimiento, fue sede en 1929 de la primera comunidad cristiana Evangélica de la ciudad.

Casi al frente tenemos una sencilla hornacina de Santa Ana en mosaico, muy popular, mandado poner por un tal Moral Almagro, en 1920, en honor a su fallecida esposa. Más arriba tenemos el recientemente Restaurado Palacio del Obispo Canastero.

Lo peculiar de esta gran mansión es su rehabilitada fachada, en la que se observan restos de su policromía original que cubrían algunos de sus relieves y también sus marcados gustos italianizantes como sus almohadillados y elementos cerámicos; en este palacio edificado en el XVII, también esta vigente la influyente huella de Vandelvira, demostrada en la clásica portada con tenantes que sujetan el borrado escudo de armas de Gil Ortega y Sotomayor, que fue chantre del Colegio de Canónigos del templo de Santa María de los Reales Alcázares y morador del citado palacete, todo el conjunto aparece bajo un gran manto sujetado por un esclavo con sortijas.

En los laterales dos relieves en piedra. Uno de ellos con el sello de la iglesia colegial de Santa María, al que estaba muy ligado Gil Ortega; el segundo relieve presenta la figura mutilada del obispo que fue de Cuenca, San Julián, haciendo canastas de mimbre (de donde toma nombre la casa). Lástima que no se le haya recuperado la cabeza a esta singular imagen.

No hay comentarios: