25 jul 2011

La destrucción del patrimonio eclesiástico en la Guerra Civil.

Desaparecido Retablo Mayor del Hospital de Santiago. Foto Sancho Adám.




Hoy 26 de Julio de 2011, día de Santa Ana, se cumple 75 años de la destrucción del patrimonio eclesiástico en la Úbeda.


El conflicto social vivido en España entre 1936 y 1939, trajo consigo en sus inicios, una violenta reacción contra todo aquello que significara iglesia católica o que recordara la corrupción de esta, emprendiéndose en julio y agosto de 1936 diversas acciones de masas de incontrolados y gente pobre que derivaron tanto en persecuciones como en hechos sangrientos con resultados, por desgracia, de muerte. Y en expolio. Las masas incontroladas entraron en iglesias y las saquearon.


La mayoría de las iglesias ubetenses, fueron destrozadas por brotes iconoclastas. En un balance iconográfico, puede afirmase que, desafortunadamente, Úbeda, perdió en los tres años de contienda, toda parte de su antiguo patrimonio escultórico pasionista. Entre sus veneradas imágenes perdidas, destacaba El Cristo de la Caída; El Cristo de La Lengua; El Cristo del Pozo o la Virgen del Gavellar, todas imágenes de gran valor emocional y artístico.


El panorama escultórico no fue lo único que se perdió, también se perdió los ricos archivos documentales, la inmensa mayoría de los retablos y las sillerías.


Estas masas incontroladas no han sido los únicos que acabaron con el rico patrimonio cultural de la iglesia ubetense, sino también en el siglo XIX, la guerra de la Independencia y la ley de Mendizábal, también contribuyó a la perdida de este patrimonio.


También la misma Iglesia o el Ayuntamiento durante el periodo franquista a contribuido al desmantelo de todo el patrimonio o gran parte del mismo, salvado de la contienda civil; como por ejemplo; la perdida en el Ayuntamiento de la Misa de San Gregorio, obra de Pedro de Machuca o el troceado de la reja del desaparecido coro de Santa María, en la década de 1960, sin olvidar la voladura del Santuario de Madre de Dios del Campo, ya en tiempos de la transición, como la perdida total de todas las alhajas y cuadros de muy buenas pinturas que se guardaban en la desacralizada Capilla del Hospital de Santiago.


Precisamente ya en nuestra democracia, se han llevado a cabo restauraciones que han atentado también contra el patrimonio, restauraciones como la de la iglesia de Santa María o la de San Nicolás. Así en esta última, en 1998, el párroco, vendió los retablos a otra iglesia de su ciudad natal.


Así también, el único trozo salvado del relieve del Santo Entierro de Cristo, de la Capilla del Camarero Vago, se halla en la baezana iglesia de San Pablo, por equivocación en la década de 1940 de regiones desvastadas. Y ningún ubetense lo ha reclamado aún.


Tras la contienda civil el patrimonio pasionista, se ha recuperado, con obras de notabilísimos imagineros como Jacinto Higueras, Francisco Palma o Mariano Benlliure… gracias al folklore y carácter de las hermandades ubetenses.


Justamente, el primer libro que se dedica a la imaginería de la ciudad, fue el publicado en 1949 por Ramón Martos López, titulado . Su propósito de publicarlo fue: “…para que no desaparezca el recuerdo de la estatua de Miguel Ángel, y de buena parte del grupo escultórico de Berruguete, que por espacio de cuatro siglos fueron el orgullo de Úbeda, escribimos estas notas con el deseo de prolongar su memoria, haciéndola mas asequible…”

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